lunes, 11 de octubre de 2010

Nobel de Economía

En tiempos de crisis no deberían darse los premios Nobel de Economía. Más que desiertos tendrían que declararse insultantes. Tras el batacazo de hace dos años y lo que queda, los economistas más sabios están mudos. Un buen golpe hubiera sido otorgárselo al croupier del año, al más mangui, al más capaz de embaucar a los incautos y sacarles los cuartos. Si el toreo lo practicas en un banco te llaman banquero. Si es en la calle, trilero. Debe de ser una cuestión urbana. En Doña Manolita, la lotera más célebre de Madrid, se acumulan los inversiones en sueños. Gentes que esperan para adquirir un décimo a cambio de una esperanza, de un pagaremos esas deudas, o lo que sea. La Gran Vía estaba hoy repleta de gentes disfrazadas de alegría. Voces impostadas, temblorosas, de puente y resaca. En la esquina de Bordadores con Arenal había un tipo que doblaba globos, los retorcía logrando las formas más inverosímiles. Y lo sorprendente es que lo hace con las manos. Pese a esa limitación erótica tenía público expectante. En la puerta de la iglesia de San Ginés un hombre con barba afirmaba ser Dios y ni dios le hacía caso. Pero ¿hablábamos de economía? Pues eso, que la vida está cara, el crédito inexistente, el jefe de los empresarios no paga a sus empleados y despedidos pero opina sobre todo como un ente moral y aun hay gente que sostiene que de esta crisis no salimos ni en 2011. Son los optimistas porque esta crisis no es de dinero sino de valores democráticos. Cambiamos soberanía popular por mercaderes.

2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

Como bien dices, si el problema fuera de dinero... no habría ningún problema (!)

Yeamon Kemp dijo...

Ah, y faltan locos que compren suerte en Doña Manolita:

http://www.youtube.com/watch?v=pG8wlAxKyEA